Nosotros no somos nada; el mundo lo es todo. Y el mundo tiene su propia 'vida', a la que nos enganchamos al nacer y por el tiempo en que estemos vivos. Al fin, y si verdaderamente nos hemos esforzado, podemos ser primero aceptados, y luego dejar en él un poquito de nuestra impronta. Pero no toda contribución permanece, aunque en ese momento parezca importante.
El mundo no es de la raza blanca, ni de la cultura occidental ni siquiera de la especie humana. El mundo es ajeno e indiferente al individuo. Podemos compararlo con una entidad imperecedera regida por un Dios inmisericordioso.
La Historia de la Humanidad revela las estrategias empleadas en distintas épocas y lugares para resolver y dar una respuesta a eso de "estar en el mundo".
Los acontecimientos humanos se registran en un libro de Historia para poder percibir y darnos cuenta de cómo se fueron desarrollando los sucesos en el mundo y la manera en que los grupos, pueblos y gobiernos ofrecieron respuestas sucesivas y vinculantes a ellos, desde sus propias necesidades e intereses.
No hay comentarios:
Publicar un comentario