viernes, 24 de enero de 2014

Armas de destrucción masiva disfrazadas de milagros científicos

  • Los plaguicidas tóxicos matan la vegetación, a los mamíferos, y que envenenan los suelos y los ríos: ¡son un fruto de “la ciencia”!
  • Los medicamentos con sustancias químicas tóxicas que matan seres humanos y contaminan la provisión de agua: ¡son un fruto de la “Ciencia”!
  • El envenenamiento masivo de la población con una combinación tóxica de productos de desechos industriales como “el fluoruro” es una consecuencia de los “milagros científicos”
  • Las bombas nucleares que ya diezmaron población civil: ¡”Ciencia Pura”!
  • Las mamografías y otros dispositivos de equipamiento medico que causan cancer: ¡es “Ciencia”!
  • La venenosa quimioterapia y los tratamientos “preventivos” como mastectomías, o la terapia de rayos para combatir el cáncer: Ciencia!!
  • El envenenamiento masivo de niños por mercurio mediante vacunas y amalgamas dentales: ¡”ciencia basada en odontología”!
La ciencia no está siendo utilizada para beneficio de la humanidad, y la especie es asesinada en su nombre. Aparentemente la situación dista de cambiar mientras el pueblo continúa mirando para otro lado, entretenido con la explotación sexual, dopado con marihuana y el fútbol, y permitiendo que la ciencia quede en manos de banqueros enfermos y amorales, y criminales genocidas cegados por la ambición de poder, con codiciosas corporaciones como brazos de una metástasis planetaria.
La verdadera ciencia es la búsqueda de entendimiento, no la búsqueda de ganancias financieras. La verdadera ciencia es algo bueno, necesario e inevitable. La ciencia real es la forma que halló el Universo de explorarse a si mismo.
Pero hoy, no existe ciencia real para los pueblos. La mayor parte de las investigaciones científicas son dirigidas por banqueros y corporaciones con el propósito de reducir la población global. La familia Rothschild es dueña de la mitad de las riquezas del planeta y no existe nada material fuera de su alcance. Así es que ahora pretende jugar como un mono con navajas condicionando la evolución o mutación de la vida.
En medicina, por ejemplo, la búsqueda de nuevos fármacos no es para ayudar a la humanidad, sino por ganancias trimestrales. Pero usted ya lo sabía. Sólo los individuos más ingenuos creen todavía que la Big Pharma se preocupa por los seres humanos.
En el caso de los OMG, no se trata de “alimentar al mundo”, como ridículamente afirman sus impulsores corruptos y criminales, sino de “adueñarse del mundo” y de utilizar los alimentos como un arma biológica contra la gente del mundo. Quien controle el suministro total de alimentos con el tiempo lo controlará todo. Monsanto está empeñado en la dominación, no en la alimentación mundial.
Las vacunas, por su parte, no son creadas para prevenir enfermedades y mejorar la salud de la gente. La prevención de enfermedades infecciosas podría llevarse a cabo fácilmente a través de mejoras de saneamiento, educación, distribución de vitamina D, proteínas y alimentos sanos. Las vacunas son creadas con dos propósitos:
1) control de la población
2) negocios inmediatos y a futuro para la industria de la droga, debido a los efectos secundarios producidos por las vacunas. (Como mínimo, las vacunas dañan el hígado, los riñones, el cerebro y los intestinos, entre otros órganos.)
La “ciencia” practicada hoy es una operación de dominación y control. Casi nunca se lleva a cabo con fines humanitarios o en beneficio de la humanidad. Incluso la propiedad intelectual y el sistema de patentes y marcas, está configurado para conceder monopolios corporativos sobre la innovación, negando al pueblo el acceso a esas innovaciones. Las leyes de propiedad intelectual han sido tergiversadas y explotadas por las grandes corporaciones que se apropian del proceso de innovación y lo utilizan para aplastar a la competencia. Todas las corporaciones en última instancia, quieren un monopolio mundial en sus sectores particulares de la industria.
Las universidades, que alguna vez realizaron investigaciones en beneficio de la humanidad, ahora utilizan el dinero del contribuyente para desarrollar productos químicos que luego son patentables con licencia a las compañías farmacéuticas (o las empresas de plaguicidas), a cambio de regalías que enriquecen la universidad.

Como resultado de estas tendencias, la “ciencia” es corrupción, deshonestidad, codicia y muerte.

“Los científicos actuales” – las personas que practican esta ciencia, son ingenieros de la muerte cuyas innovaciones pueden ofrecer beneficios a corto plazo, pero que conducen a la muerte y destrucción a largo plazo. El herbicida Roundup, por ejemplo, mata los suelos de cultivo y alienta el desarrollo de insectos y hierbas resistentes a los pesticidas. En el terreno de la biología humana, la muerte se ramifica mediante el abuso generalizado de antibióticos y el aumento alarmante de SARM y otras “superbacterias”.

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